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Congreso Internacional
Medicina Biorreguladora de Sistemas
METABÓLICO Y SALUD DE LA MUJER
Desafíos hormonales en el climaterio: Nuevas soluciones terapéuticas
Dr. Iván Altamirano
Presidente Federación de Sociedades de Ginecología Y Obstreticia
El envejecimiento es un proceso que genera muchas preguntas, entre ellas si cumplir años significa sumar o restar tiempo de vida. Esta percepción depende de la perspectiva de cada persona. La Organización Mundial de la Salud ha declarado la década del envejecimiento (2021-2030) para resaltar la importancia de este proceso y la necesidad de enfocarse en mejorar la calidad de vida durante la vejez.
La mayoría de las personas desean vivir muchos años, pero el verdadero objetivo es hacerlo con buena calidad de vida, lo cual es una meta tanto personal como profesional, especialmente para los médicos que buscan brindar la mejor atención a sus pacientes. El envejecimiento está determinado en un 30% por la genética y en un 70% por la epigenética, es decir, por la activación o desactivación de los genes a lo largo de la vida, influenciada por factores como la alimentación, el ejercicio y el entorno social.
Por ejemplo, una persona con predisposición genética a enfermedades como la diabetes o la hipertensión puede modificar su riesgo a través de hábitos saludables y un entorno positivo.
Actualmente, existe un gran interés en la llamada “era antiaging”, donde médicos, investigadores y empresarios invierten en la búsqueda de estrategias para retrasar el envejecimiento. Además, la mujer moderna vive una nueva etapa de empoderamiento, especialmente desde la aparición de los anticonceptivos en los años 60, lo que permitió una maternidad más responsable y una mayor participación en la sociedad. Ejemplos de mujeres que desafían los estereotipos de la edad son Jennifer Aniston, Jennifer López, Kamala Harris y Shakira, quienes, a pesar de tener más de 50 años, mantienen una vida activa y saludable, demostrando que la edad biológica puede diferir de la edad cronológica y que la actitud mental es fundamental.
En cuanto a la menopausia y el climaterio, las estadísticas muestran que la expectativa de vida en países como Brasil y Ecuador ronda los 88-90 años, y considerando que la menopausia suele comenzar alrededor de los 48-50 años, las mujeres pasan aproximadamente un tercio de su vida en esta etapa. Por ello, es fundamental implementar planes anti-envejecimiento que incluyan una buena nutrición, hábitos saludables, terapias avanzadas, desintoxicación, un entorno favorable y bienestar emocional. Todo esto forma parte del desafío hormonal que enfrentan las mujeres en la actualidad.
La menopausia es un proceso fisiológico caracterizado por la disminución de la función ovárica, lo que conlleva una deprivación hormonal, especialmente de los esteroides sexuales. Esta transición provoca una serie de transformaciones en el organismo femenino, manifestándose principalmente a través de síntomas como los sofocos, el síndrome genitourinario, alteraciones del estado de ánimo, depresión y dificultades cognitivas.
Desde el punto de vista fisiopatológico, la menopausia se asocia a un estado proinflamatorio, evidenciado por el aumento de interleucinas, citoquinas, radicales libres y la disminución del óxido nítrico.
Este estado de inflamación, aunque puede presentarse a cualquier edad, es especialmente relevante durante el climaterio y la menopausia, ya que contribuye al estrés oxidativo y a la disfunción mitocondrial. La salud mitocondrial es fundamental, ya que las mitocondrias proporcionan energía a las células, y su deterioro, junto con el acortamiento de los telómeros, acelera el envejecimiento celular.
La inflamación crónica durante la menopausia también se relaciona con neuroinflamación, disfunción hormonal y alteraciones en el equilibrio del microbioma. El concepto actual de armonía hormonal va más allá del tradicional eje hipotálamo-hipófisis-ovario, e incluye la interacción con otras glándulas como las suprarrenales, la tiroides, el intestino, el hígado y el páncreas.
En la evaluación clínica de la menopausia, se consideran especialmente las hormonas FSH y LH, cuyo aumento refleja la disminución de estrógenos por retroalimentación fisiológica. Los síntomas a corto plazo incluyen principalmente los bochornos y alteraciones del humor, mientras que a mediano y largo plazo pueden aparecer enfermedades degenerativas asociadas al déficit hormonal.
La inflamación crónica, especialmente durante el climaterio y la menopausia, genera un aumento de radicales libres y estrés oxidativo, lo que produce daño tisular y favorece el desarrollo de múltiples enfermedades degenerativas. Entre las consecuencias neurológicas del estrés oxidativo se encuentran el Alzheimer, el Parkinson, la queilosis y el autismo. Además, se asocia con enfermedades cardiovasculares como la hipertensión y la disfunción endotelial, así como con patologías multisistémicas, incluyendo diabetes, cáncer, fibromialgia, hipertiroidismo, trastornos endocrinos, enfermedades respiratorias, alteraciones gastrointestinales y problemas osteoarticulares.
El mensaje central es que el desequilibrio hormonal y la alteración inmunológica en la mujer menopáusica favorecen la inflamación y la oxidación, acelerando el envejecimiento y la aparición de enfermedades crónicas.
En este contexto, las hormonas cumplen un papel fundamental como mensajeras químicas que regulan el metabolismo y la homeostasis. Su producción, síntesis y secreción pueden verse afectadas por factores como la nutrición deficiente, la edad, infecciones y el estrés. La nemotecnia PTSD (Producción, Transporte, Sensibilidad y Desintoxicación) se ve afectado en la menopausia.
El transporte hormonal depende de proteínas específicas, como la globulina transportadora de hormonas sexuales (SHBG), y la acción de las hormonas en los tejidos puede ser alterada por la presencia de disruptores endócrinos, sustancias presentes en productos de uso cotidiano como plásticos, cosméticos y otros contaminantes ambientales. Así mismo el metabolismo y la desintoxicación hormonal, principalmente en el hígado, son procesos clave para mantener el equilibrio hormonal. En la menopausia, es frecuente la aparición del síndrome metabólico, caracterizado por alteraciones en los lípidos, aumento de grasa corporal, resistencia a la insulina e hipertensión, lo que incrementa el riesgo de enfermedades crónicas en esta etapa de la vida.
Y los cambios fisiológicos, algo les mencioné sobre el síndrome génitourinario de la menopausia, que tiene, la doctora Marta nos habló sobre las infecciones urinarias recurrentes. Y es en esta etapa de la menopausia donde se altera la microbiota y también por el mecanismo del músculo detrusor y la hipermovilidad uretral, por efecto estrogénico se produce una incontinencia urinaria de esfuerzo. Y todos estos trastornos de atrofia urogenital, saqueo vaginal, dolor al tener relaciones, etc.
En el contexto del climaterio y la menopausia, es fundamental considerar alternativas terapéuticas como el uso de Ren-Heel, especialmente útil para tratar infecciones urinarias recurrentes en esta etapa. Comprender que los esteroides sexuales (progesterona, estrógeno, testosterona, dehidroepiandrosterona) derivan del colesterol y dependen de diversas enzimas para su metabolismo, resalta la importancia del correcto funcionamiento hepático, en particular del sistema enzimático del citocromo P450.
La eficacia de la terapia de reemplazo hormonal puede verse limitada si existen alteraciones en las fases de detoxificación hepática, por lo que es esencial asegurar una adecuada función hepática para optimizar los resultados terapéuticos. El enfoque biorregulador propone una visión integral de la salud femenina, que inicia desde la programación fetal y se extiende a lo largo de todas las etapas de la vida, incluyendo la infancia, adolescencia y adultez. Este enfoque destaca la importancia de la prevención y la intervención temprana, promoviendo hábitos saludables y una nutrición adecuada desde el embarazo para evitar complicaciones futuras.
Tradicionalmente, la medicina ha abordado las enfermedades de manera lineal, centrada en el diagnóstico etiológico y el tratamiento sintomático. Sin embargo, la medicina moderna avanza hacia una perspectiva sistémica, integrando conocimientos genéticos, bioquímicos, celulares, fisiológicos y clínicos para comprender la enfermedad como una alteración de redes biológicas complejas. Este paradigma impulsa la medicina personalizada, que reconoce la singularidad de cada paciente y la necesidad de adaptar el tratamiento a sus características individuales, más allá de la simple prescripción basada en síntomas.
El abordaje terapéutico biorregulador del climaterio y la menopausia se basa en la medicina biorreguladora de sistemas, que integra la evaluación clínica tradicional con el análisis de redes biológicas y biomarcadores. Este modelo de toma de decisiones clínicas parte de una historia clínica detallada, antecedentes, exámenes y la identificación de alteraciones inmunológicas, cardiovasculares, hormonales, osteomusculares, digestivas, metabólicas y de mucosas, permitiendo así una visión integral de la paciente.
La medicina bioreguladora puede emplearse como complemento de la medicina convencional o de manera exclusiva, dependiendo de las necesidades y preferencias de la paciente. Este enfoque es especialmente relevante en un contexto donde muchas mujeres experimentan “hormonofobia”, es decir, temor al uso de terapias hormonales. La European Menopause Society (EMAS) recomienda considerar tanto tratamientos hormonales como no hormonales, junto con modificaciones del estilo de vida y la dieta.
En el tratamiento hormonal, la elección depende de la presencia o ausencia de útero, combinando estrógenos y progesterona según corresponda. Sin embargo, se destaca la importancia de la progesterona incluso en mujeres sin útero, debido a sus efectos beneficiosos sobre el sistema nervioso y el equilibrio hormonal.
Dentro de las alternativas no hormonales, la medicina bioreguladora ofrece fármacos como Hormeel, compuesto por derivados vegetales, animales y minerales, que ha demostrado alta eficacia y tolerabilidad en estudios clínicos. Para el manejo de alteraciones inmunológicas asociadas al climaterio, se puede emplear Traumeel, mientras que los síntomas emocionales y neuroendocrinos pueden ser tratados con Nervoheel y Neurexan. Para los síntomas vasomotores, como los sofocos, el Klimakt-heel es una opción eficaz.
La pandemia declarada en marzo de 2020 por la OMS representó un desafío significativo para la salud mental, especialmente en mujeres en etapa de climaterio y menopausia, quienes experimentaron un aumento de trastornos como ansiedad, estrés, pánico y depresión. Ante la saturación de los servicios de psiquiatría, la medicina biorreguladora se presentó como una alternativa útil para aliviar estos síntomas emocionales.
Medicamentos como Nervoheel, compuesto por ingredientes naturales como ácido fosfórico, Strychnos ignatii, Sepia officinalis, kalium bromatum y zincum isovalerianicum, demostraron ser eficaces en el manejo de síntomas emocionales sin efectos adictivos ni sedantes, según estudios comparativos con ansiolíticos tradicionales como el Lorazepam.
Otro fármaco relevante es Neurexan, elaborado a partir de passiflora incarnata, avena sativa, coffea arábica y zincum isovalerianicum, que ha mostrado eficacia en el tratamiento de la ansiedad y el insomnio sin causar sedación, dependencia ni interacción con el alcohol. La evidencia clínica respalda su uso seguro y efectivo en el manejo de síntomas emocionales durante el climaterio.
Para los síntomas vasomotores, como los sofocos, el Klimakt-heel es un medicamento biorregulador con siete ingredientes de origen vegetal y animal, entre ellos la sepia officinalis. Este compuesto actúa sobre la fisiopatología de los síntomas vasomotores, regulando los neurotransmisores implicados, especialmente la noradrenalina, cuya elevación está relacionada con los bochornos. Estudios clínicos han demostrado que Klimakt-heel reduce significativamente el índice de Kupperman, indicador de la severidad de los síntomas menopáusicos, y es bien tolerado por las pacientes.
El manejo integral del climaterio y la menopausia debe incluir, además del tratamiento farmacológico, la adopción de una dieta equilibrada, el uso de antioxidantes, la modificación de estilos de vida, la práctica regular de ejercicio y técnicas de mindfulness para el bienestar mental y emocional. La medicina biorreguladora, junto con un enfoque holístico y personalizado, contribuye a mejorar la calidad de vida y a mantener la vitalidad en las mujeres durante esta etapa, alineándose con los principios de la medicina antiaging y la atención centrada en la persona.
Ideas principales
- El envejecimiento y la menopausia requieren un enfoque en la calidad de vida: La longevidad es deseada por la mayoría, pero el objetivo central es vivir con buena calidad, especialmente durante el climaterio y la menopausia, etapas que representan un tercio de la vida de la mujer.
- Factores genéticos, epigenéticos y de estilo de vida influyen en el envejecimiento: Solo el 30% del envejecimiento depende de la genética, mientras que el 70% está determinado por la epigenética y factores modificables como la alimentación, el ejercicio y el entorno social.
- La menopausia implica cambios hormonales y fisiológicos complejos: La disminución de hormonas sexuales produce síntomas como sofocos, alteraciones emocionales, síndrome genitourinario y aumenta el riesgo de enfermedades degenerativas debido a inflamación crónica y estrés oxidativo.
- El equilibrio hormonal y metabólico es clave para la salud en la menopausia: La producción, transporte, sensibilidad y desintoxicación de las hormonas pueden verse afectados por la nutrición, la función hepática, los disruptores endócrinos y el envejecimiento, favoreciendo el desarrollo de síndrome metabólico y otras patologías crónicas.
- La medicina biorreguladora ofrece alternativas terapéuticas integrales: Este enfoque, que puede complementar o sustituir a la medicina convencional, utilizar medicamentos como Hormeel, Traumeel, Nervoheel, Neurexan y Klimakt-heel para tratar síntomas hormonales, inmunológicos, emocionales y vasomotores, con buena tolerabilidad y eficacia clínica.
- La atención debe ser personalizada y sistémica: La medicina moderna integra factores genéticos, bioquímicos, celulares y clínicos, promoviendo la prevención, la nutrición y los hábitos saludables desde etapas tempranas de la vida, y adaptando el tratamiento a las características individuales de cada paciente.
- El manejo integral incluye intervenciones no farmacológicas: Además del tratamiento médico, es fundamental promover una dieta equilibrada, el uso de antioxidantes, la actividad física regular y el mindfulness, para mantener la vitalidad y el bienestar físico y emocional durante el climaterio y la menopausia.
