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Congreso Internacional
Medicina Biorreguladora de Sistemas
NEURAL
Interacción biológica entre la corteza cerebral y la amígdala y como podemos influir en ella

Dr. Britta Naschold
Gerente Médico Senior en Biologische Heilmittel Heel
La interacción compleja entre emociones, cognición y atención, tres estados emocionales fundamentales: la relajación, las emociones negativas y el estrés. Desde una perspectiva neurocientífica y filosófica, se expone que la psicopatología subyacente a los trastornos mentales, como la depresión y el estrés, radica en la disrupción de los circuitos neuronales, más que en lesiones anatómicas evidentes, diferenciando así los trastornos mentales de los neurológicos. Este enfoque, respaldado por la Iniciativa de Criterios de Dominio de la Investigación (RDoC) del NIMH, introduce la distinción entre fenotipo (manifestaciones clínicas observables) y endotipo (alteraciones neurobiológicas subyacentes).
En el caso de las emociones negativas, el fenotipo se manifiesta como estados de ánimo deprimidos o ansiosos, mientras que el endotipo implica la hiperactivación de la amígdala y la desregulación de la corteza prefrontal, lo que dificulta la autorregulación emocional mediante el pensamiento lógico. Este modelo de redes cerebrales enfatiza que no solo importan las regiones cerebrales aisladas, sino la conectividad funcional entre ellas, especialmente en la red del estrés, que involucra la amígdala, la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior, el hipocampo y la circunvolución angular.

El estrés cotidiano, compuesto por factores estresantes menores pero recurrentes, tiene un impacto acumulativo más perjudicial sobre la salud mental y física que los eventos vitales agudos. Estos estresores diarios desencadenan respuestas neurobiológicas en la red del estrés, que, si se mantienen en el tiempo, pueden conducir a patologías como hipertensión, insomnio, trastornos de ansiedad y depresión.
En este contexto, se destaca el papel de Neurexan, un medicamento cuya eficacia ha sido evaluada mediante herramientas de neuroimagen como EEG y fMRI. Los estudios presentados demuestran que Neurexan modula la hiperactivación inducida por el estrés en el cerebro, favoreciendo la regulación emocional y la restauración de la conectividad funcional en las redes afectadas. Así, Neurexan se posiciona como una intervención terapéutica relevante para la prevención y el manejo temprano de los trastornos relacionados con el estrés y las emociones negativas, actuando tanto a nivel sintomático (fenotipo) como neurobiológico (endotipo).

Este enfoque integrador, que combina la comprensión de los mecanismos cerebrales con la intervención farmacológica específica, representa un avance significativo en la psiquiatría de precisión y en la gestión clínica de los trastornos emocionales y del estrés.
El estrés cotidiano, lejos de ser un fenómeno trivial, constituye una cascada patológica que, iniciándose con factores menores y repetitivos, puede evolucionar hacia trastornos clínicamente significativos. Así lo sostiene el profesor George Slavich, quien enfatiza la importancia de intervenir en los estados pre-sintomáticos, es decir, antes de la aparición de manifestaciones clínicas plenas como la hipertensión o la depresión mayor. Este enfoque preventivo define la llamada “ventana de tratamiento temprano”, en la que la intervención farmacológica puede modificar el curso de la disfunción neuroemocional.
En este contexto, el medicamento Neurexan ha sido objeto de investigación rigurosa, particularmente en el ensayo NEURIM, cuyo objetivo principal fue caracterizar el efecto biológico de Neurexan sobre la hiperactivación inducida por el estrés en el cerebro y el cuerpo. El estudio, realizado en individuos con estrés leve a moderado —representativos del estrés cotidiano—, empleó técnicas avanzadas de neuroimagen (fMRI) para comparar la actividad cerebral en condiciones de reposo tras la administración de Neurexan o placebo.
Los resultados evidenciaron que Neurexan reduce significativamente la hiperactivación de los circuitos cerebrales asociados al estrés, promoviendo un estado de relajación neuronal. Específicamente, se observó una disminución del control descendente de la corteza prefrontal sobre las estructuras subcorticales, lo que favorece una actividad neuronal más libre y menos rígida, condición óptima para el reposo cerebral. Además, la conectividad funcional interna del cerebro en estado de reposo mostró mejoras bajo el efecto de Neurexan, lo que se traduce clínicamente en una mejor regulación emocional y una reducción de la ansiedad.

En suma, la evidencia respalda que Neurexan no solo modula la respuesta cerebral al estrés en fases tempranas y subclínicas, sino que también contribuye a la prevención de la progresión hacia trastornos emocionales y somáticos más graves, validando su utilidad en la práctica clínica preventiva y en la gestión integral del estrés cotidiano.
Desde una perspectiva neurocientífica, el estudio de los endotipos permite comprender cómo los cambios funcionales en la conectividad cerebral subyacen a los estados emocionales y su regulación. En el caso de Neurexan, se observó mediante técnicas de neuroimagen un aumento significativo de la conectividad funcional negativa entre la amígdala y la corteza prefrontal (incluida la dorsolateral), lo que se traduce en una mejor regulación emocional y una reducción de la ansiedad. Este hallazgo es relevante, ya que la amígdala y el sistema límbico son estructuras clave en el procesamiento de las emociones, especialmente las negativas, y su hiperactividad se asocia con la aparición de síntomas afectivos y de estrés.
Aunque las emociones negativas no constituyen en sí mismas una patología, su persistencia o intensidad puede interferir con la vida diaria y desencadenar una cascada que culmina en trastornos como la depresión o la ansiedad generalizada. La investigación planteó si Neurexan podía modular específicamente estas emociones. Utilizando la tarea de HARIRI en resonancia magnética funcional, se demostró que Neurexan reduce la respuesta de la amígdala ante estímulos emocionales negativos (por ejemplo, rostros enojados o agresivos), lo que se correlacionó con una menor percepción subjetiva de nerviosismo en los participantes, evaluada mediante escalas analógicas visuales. Esta correlación entre la actividad cerebral y los reportes clínicos refuerza la validez de los efectos observados.
En cuanto a la respuesta al estrés, se evaluó la capacidad de Neurexan para modular la red cerebral del estrés, compuesta por la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal y la corteza cingulada. Mediante un paradigma experimental que incluía tareas cognitivas bajo presión social y retroalimentación negativa, se indujo activación en la red del estrés. Los resultados mostraron que Neurexan regula a la baja la hiperactividad de la corteza cingulada anterior dorsal, una región cuya activación sostenida se asocia con síntomas clínicos de estrés. La modulación de esta región por Neurexan sugiere un mecanismo neurobiológico que podría traducirse en una menor incidencia o severidad de síntomas relacionados con el estrés.
En síntesis, la evidencia presentada respalda que Neurexan ejerce efectos reguladores tanto sobre la reactividad emocional negativa como sobre la respuesta cerebral al estrés, actuando sobre circuitos específicos y validando su potencial como intervención preventiva y terapéutica en el manejo de los trastornos emocionales y del estrés.
Ideas principales
- La psicopatología de los trastornos mentales como la depresión y el estrés se explica por la disrupción de circuitos neuronales y la alteración de la conectividad funcional entre regiones cerebrales clave, especialmente en la red del estrés (amígdala, corteza prefrontal, corteza cingulada anterior, hipocampo y circunvolución angular), diferenciándose así de los trastornos neurológicos clásicos.
- El modelo RDoC distingue entre fenotipo (manifestaciones clínicas observables, como estados de ánimo deprimidos o ansiosos) y endotipo (alteraciones neurobiológicas subyacentes, como la hiperactivación de la amígdala y la desregulación prefrontal), lo que permite una comprensión más precisa de los estados emocionales fundamentales: relajación, emociones negativas y estrés.
- El estrés cotidiano, compuesto por factores menores pero recurrentes, tiene un impacto acumulativo que puede desencadenar patologías como hipertensión, insomnio, ansiedad y depresión, siendo clínicamente más relevante que los eventos vitales agudos y constituyendo una cascada patológica prevenible.
- Neurexan, evaluado mediante EEG y fMRI, ha demostrado modular la hiperactivación cerebral inducida por el estrés, restaurar la conectividad funcional, mejorar la regulación emocional y reducir la ansiedad, actuando tanto a nivel sintomático (fenotipo) como neurobiológico (endotipo).
- La intervención temprana en estados pre-sintomáticos, aprovechando la “ventana de tratamiento temprano”, y el uso de fármacos como Neurexan, representan un avance en la psiquiatría de precisión y en la gestión clínica integral de los trastornos emocionales y del estrés